María Jesús Almeida, presidenta de la Asociación de la Prensa de Badajoz, ha sido galardonada con la Medalla de Extremadura 2019, en reconocimiento a toda su carrera profesional, en la que destaca su trayectoria en los servicios informativos de la Cadena SER, de los que llegó a ser jefa regional, en una época en que este puesto parecía reservado en exclusiva a los hombres. Esta distinción, que concede la Junta de Extremadura, es el más alto reconocimiento que otorga la comunidad autónoma extremeña. Junto a ella, en esta edición de 2019, se le ha entregado a la escritora Ada Salas, al Consorcio Patronato del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, a la Sociedad Micológica Extremeña, y, de forma compartida, a la Unidad Militar de Emergencias y al Colectivo de Policias Locales de Extremadura.
En su intervención en el acto institucional de recepción de la medalla, que ha tenido lugar el 7 de septiembre de 2019 en el Teatro Romano de Mérida, María Jesús Almeida ha realizado una emotiva defensa de la profesión periodística, de la que ha dicho que es hermosa y dura. Tras pedir el compromiso de medios de comunicación públicos y privados para defender una profesión que garantiza la democracia, ha criticado el intrusismo consentido que existe en el ejercicio del periodismo.
Reproducimos también, a continuación, los principales párrafos de la intervención de la presidenta de la Asociación de la Prensa, María Jesús Almeida, dedicados a la profesión que tanto ama:
Soy periodista y dedico esta medalla al periodismo, profesión hermosa y dura, pero poco valorada por las empresas, porque no se valora el trabajo que no tiene una remuneración adecuada, porque no se reconoce ni se valora al profesional al que no se le da el medio fundamental para realizarlo: el tiempo.
No hay democracia sin medios libres y sin profesionales que saquen adelante el trabajo diario. Pero en los medios privados las redacciones se están vaciando, muchos son los expulsados del ámbito laboral y han tenido que buscarse la vida, y muchos los que trabajan en los medios como falsos autónomos. Y los que han quedado trabajan en redacciones reducidas que dificultan, e incluso imposibilitan que el periodista pueda responder a la pregunta más importante: porqué. Por qué ocurren las cosas. Esa pregunta es la esencia del periodismo y para responderla hace falta tiempo, un tiempo del que no disponemos en redacciones menguadas.
Nos debemos a la sociedad que ha depositado en los profesionales y en las empresas en las que trabajamos su derecho a la información que la Constitución consagra, y si los medios que se llaman de comunicación vacían las redacciones no están cumpliendo con su deber de servicio público por muy privados que sean. Los medios no pueden estar al servicio de nadie que no sea el ciudadano que busca en ellos la fuente en la que informarse. Hay ahí un problema de financiación que requiere una reflexión profunda, pero no solo hablo de los medios privados. Tampoco se deben a nadie, más que al ciudadano, los medios públicos que deben sacudirse la presión de los gobernantes que confundan información con propaganda. Esos medios no son de ellos, son de los ciudadanos y a ellos se deben.
Profesión que con las redacciones disminuidas y el intrusismo que pervive, presenta un oscuro futuro a los estudiantes que en las facultades se forman. Dos tenemos en Extremadura: Periodismo y Comunicación Audiovisual.
Debemos preguntarnos qué porvenir les estamos preparando.
Muchas batallas tenemos por delante, y no debemos olvidar la necesidad de que sea una profesión reglada, que sea obligatorio haber cursado uno de esos grados, los únicos que reconocen la FAPE y los colegios que ya están creados en España, para poder ser contratados en cualquier puesto o ámbito de la comunicación.
Es difícil conseguirlo, pero en este asunto también se pelea, porque todos los que se dedican a este hermoso trabajo deben estar sujetos al código de ética y deontología profesional. Eso nos avala.
No hay tiempo para más.
Gracias, de corazón. Estoy abrumada, pero sostenida por los compañeros que a pesar de las dificultades realizan un magnífico trabajo. Compañeros presentes y futuros a los que dedico, y con quienes comparto, esta medalla y hoy recojo en su nombre.